miércoles, 12 de diciembre de 2012

LA LOMCE: UNA LEY SEGREGADORA, ANTIDEMOCRÁTICA Y RETRÓGADA.

Primera parte de la intervención en la mesa redonda organizada por la Plataforma por la Educación Pública de Águilas.


Quizá para entender mejor el tono de mi intervención convenga tener en cuenta que, además de integrante del STERM, soy profesor interino de Secundaria. Concretamente profesor de Filosofía.
Un profesional que además de empeñarse en darle forma a un temario, se dedica a la investigación filosófica e intenta, a la par, que el alumnado haga eso a lo que tanto miedo parece tener el señor Wert: Pensar por sí mismo.

Digo eso de que me dedico a la investigación filosófica, no para darme el pegote ni por ausencia de abuela, sino para señalas que la Estética, la Ética, la Filosofía Política o la Filosofía del Derecho son los ejes sobre los que se mueven mis reflexiones y que, en relación a este último campo, no es la primera vez que me enfrento a un texto legal; sea una ley, un borrador o una sentencia...
Y, la verdad, he de decir que hacía tiempo que no me encontraba un disparate tan peligroso como este.

Cuando hacíamos la radiografía del primer borrador de este proyecto de ley yo medio bromeaba diciendo que si un alumno o una alumna me presentaba semejante cosa como trabajo en 1º de Bachillerato, lo suspendía y lo mandaba a Septiembre.
No en vano es un borrador mal redactado, que a veces parece fabricado con el método del recorta-pega y sacado del rincón del vago.
Otras veces parece que el señor Wert ha ordenado a alguien que busque en las normativas pre-existentes todas las palabras que parecen producirle urticaria y ha mandado que sean eliminadas: Pluralidad, participación, autonomía, integración, equidad,...
En cualquier caso es algo que debería ser utilizado en la carrera de Derecho a modo de ejmplo de cómo no deben construirse las normas jurídicas.

Con el segundo borrador me ocurre un poco lo mismo. Es como si ese alumno o esa alumna suspensa me hubiese presentado un trabajo en Septiembre, embelleciendo un poco su preámbulo, confiando en que no leyera el resto.
Pero sucede que me leo las cosas de principio a fin.
Y si antes decía que el primer borrador era, en la forma, algo que carecía de la más mínima calidad pero que en el fondo era muy peligroso; ahora es peor. De un lado parecen llamarnos tontos... De otro parecen decirnos “¿Que no queríais sopa? Tomad dos tazas”

Este nuevo proyecto es más segregador, más antidemocrático y más retrogrado que el anterior... y no obedece sino a la intención de sepultar en cal viva cualquier posibilidad de hacer germinar una educación pública de calidad, rica y plural, crítica y autocrítica.
No se dirige a sentar las bases para que una ciudadanía libre adquiera conocimientos y destrezas. Al revés, sienta las bases para formar siervos o vasallos.

En las siguientes fases de esta mesa redonda y en el coloquio colectivo podremos detenernos en diversos aspectos del segundo borrador de la LOMCE.
Yo querría incidir en esta primera parte de mi intervención en que es una norma que nos menosprecia. Nos menosprecia a quienes trabajamos en la enseñanza. Nos menosprecia a padres y madres. Y nos menosprecia a alumnos y alumnas.

Creo, personalmente, que no deberíamos asumir el desprecio como destino. Antes al contrario, rebelarnos contra quien nos ningunea y considera nuestros derechos, con el derecho a la educación a la cabeza, como algo pisoteable.
En esa segunda parte del coloquio no deberíamos sólo profundizar en las entrañas de este monstruoso proyecto; sino intentar contestar a una cuestión: “¿Qué hacer?”

Ver cómo, de abajo a arriba, generar espacios no sólo de resistencia sino de imaginación.
Ver cómo dejamos de ser sparrings para dar pasos autónomos en cuantas direcciones nos parezcan oportunas.
No basta con aguantar el embite. Estamos ante una dura batalla de ideas. Y no podemos renunciar a generar nuevas y más audaces propuestas.

martes, 23 de octubre de 2012

¿Para qué sirve la filosofía?


Gilles Deleuze.

Cuando alguien pregunta para qué sirve la filosofía, la respuesta debe ser agresiva ya que la pregunta se tiene por irónica y mordaz. La filosofía no sirve al Estado, ni a la Iglesia, que tienen otras preocupaciones. No sirve a ningún poder establecido. La filosofía sirve para entristecer. Una filosofía que no entristece o no contraría a nadie no es una filosofía.

Sirve para detestar la estupidez, hace de la estupidez una cosa vergonzosa. Sólo tiene un uso: denunciar la bajeza en todas sus formas. ¿Existe alguna disciplina, fuera de la de filosofía, que se proponga la crítica de todas las mixtificaciones, sea cual sea su origen y su fin? Denunciar todas las ficciones sin las que las fuerzas reactivas no podrían prevalecer. Denunciar en la mixtificación esta mezcla de bajeza y estupidez que forma también la asombrosa complicidad de las victimas y de los autores. En fin, hacer del pensamiento algo agresivo, activo, afirmativo. Hacer hombres libres, es decir, hombres que no confunden los fines de la cultura con el provecho del Estado, la moral, y la religión. Combatir el resentimiento, la mala conciencia, que ocupan el lugar del pensamiento. Vencer lo negativo y sus falsos prestigios. ¿Quién, a excepción de la filosofía, se interesa por todo esto?.


La filosofía como crítica nos dice lo más positivo de sí misma: empresa de desmitificación. Y, a este respecto, que nadie se atreva a proclamar el fracaso de la filosofía. Por muy grandes que sean la estupidez y la bajeza serían aún mayores si no subsistiera un poco de filosofía que, en cada época, les impide ir todo lo lejos que quisieran…pero ¿quién a excepción de la filosofía se lo prohíbe?

Deleuze, G.; Nietzsche y la filosofía, Anagrama, Barcelona, 1971, págs. 149-150.

jueves, 27 de septiembre de 2012

Primera entrada.

Esta primera entrada quiere ser un llamamiento y una propuesta.
Un llamamiento al trabajo colectivo, a creernos de veras cosas como que somos una comunidad de aprendizaje.
Y una propuesta para la reflexión y para la acción: Romper la unilinealidad de los discursos que emergen de un emisor sordo y llegan a un receptor mudo. Si visualizamos esa ruptura, habremos empezado bien.